Daídalos / Δαίδαλος

Daídalos / Δαίδαλος

A lo largo de sus investigaciones antropológicas llevadas a cabo en Argelia durante el período colonial, Pierre Bourdieu consideró la ciudad como un concepto colonial creado y establecido por los romanos, un espacio cerrado que delimita un paisaje. Es una forma de apropiarse del paisaje creando construcciones y muros que se imponen como un marco. Este marco permite controlar todas las interacciones de los elementos que habitan en él, pero también rechazar lo que puede ser considerado ajeno, externo al marco. La ciudad se plantea, pues, como el inicio de una forma de colonización, dado que, además de controlar las tierras, también tiene la voluntad de controlar al ser humano en su movilidad, sus interacciones, sus visiones y sus pensamientos. Es el inicio mismo de un dogma liberal que integra las normalidades como referentes para heterogeneizar todos los elementos que agrupa y excluye (y, por tanto, combate) todos aquellos que resisten este marco.

Vivir en la ciudad o estar habitado por la ciudad: Daídalos / Δαίδαλος* pretende ser una experiencia de inmersión en las configuraciones materiales e inmateriales de un tejido urbano, ya sea a través de la materialidad del edificio que forma parte de una escenografía móvil, dado que una ciudad está siempre sujeta al cambio, o a través de este hilo invisible de Ariadna que teje la relación entre el hombre y el espacio y que encontramos en las diferentes instalaciones fotográficas y de vídeo.

La ciudad moderna se nos presenta en esta visión del contexto contemporáneo como un dédalo, un laberinto, tan desoladora y agresiva por el derribo del universo rural, la multitud, mil promesas y matices, una fachada que parece mirarte y que arranca de la interioridad. La ciudad es el gran día del mundo, del tiempo, del espacio, y a veces aparece como este sol que deslumbra y ciega a los icarianos.